16 Sep Eventuales de la agencia Alto Guadalquivir temen ir al paro
Tambores de conflicto colectivo. Empleados de la Agencia Sanitaria Alto Guadalquivir que carecen de plaza se muestran preocupados por su futuro y temen quedar, literalmente “en la calle”. Entre sus primeros pasos se encuentra la constitución de la Asociación de Trabajadores Eventuales Interinos y Temporales de la Agencia Sanitaria Alto Guadalquivir. Agrupa, aparte de a personal hospitalario iliturgitano, al de los centros de Alcalá la Real, Alcaudete y la Sierra de Segura, así como a los de Montilla, Puente Genil y el Valle del Guadiato, en la provincia de Córdoba. Según las primeras estimaciones el número de afectados, solo en territorio jiennense, rondaría los ochocientos.
El presidente de la asociación es Antonio Espejo. Él, junto con el abogado Manuel Martos, protagonizó una charla en el Palacio de los Niños de Don Gome, en Andújar. “Invitamos a todo el personal de la administración, que se una con sus compañeros, se informe y se movilice para buscar sus mejores opciones”, apunta Espejo. A su juicio, se trata de un colectivo “muy parado” y débil porque actualmente tiene pocos derechos reconocidos.
El presidente asegura que existe temor ante la “hoja de ruta” marcada por los autores responsables de la Junta de Andalucía, gobernada, desde hace meses, por el Partido Popular y Ciudadanos. Según el dirigente, los planes para Alto Guadalquivir y otras agencias, son convocar una oferta pública para cubrir las plazas. Quien pase el corte —sostiene— trabajaría ya con un puesto reconocido mientras que el resto quedaría relegado a una bolsa mientras la agencia exista. “La idea es fusionar las agencias con el Servicio Andaluz de Salud (SAS)”, prosigue Antonio Espejo, quien, no obstante, admite que la decisión no está aún recogida en el Boletín Oficial del Estado. En opinión del responsable, todo se contextualiza con el acuerdo nacional suscrito en la etapa como ministro de Hacienda del popular Cristóbal Montoro para reducir la temporalidad en la Administración pública hasta el 8%. “En nuestra empresa es el 60%”, asevera Antonio Espejo. Agrega que el miedo es terminar en la bolsa del SAS, sinónimo, a su juicio, de quedar sin plaza tras años de trabajo, en ocasiones más de una década, y en muchos casos con cargas familiares y circunstancias difíciles en los hogares. “La gente puede quedarse con una mano delante y otra detrás, en lo que representaría un verdadero ERE. Nos iríamos sin despidos a la calle. El Gobierno de la Junta de Andalucía habla de estabilización, pero todo nos parece engañoso”, razona la cabeza visible de la asociación de sanitarios eventuales.
Entre las categorías laborales con personal “en peligro” hay celadores, auxiliares en enfermería, administrativos, técnicos de radiología y laboratorio, de documentación sanitaria, enfermeros, fisioterapeutas e, incluso, médicos. Quedarían totalmente al margen otros asalariados que prestan servicio dentro de los hospitales de la agencia, como por ejemplo la plantilla encargada de vigilancia o limpieza, ya que estos servicios se encuentran adjudicados por contrato a empresas privadas.
Antonio Espejo considera injusto el panorama, ya que, resalta, se trata de asalariados que han demostrado su valía y que, además, han pasado por procesos de selección —con concursos de méritos inclusive—, a diferencia de que ocurre con la bolsa del SAS. En la línea de estrategia, la asociación prepara reuniones para los próximos días con los sindicatos, de los que espera que apoyen sus reivindicaciones.
Uno de los puntos en los que se ponen más esperanzas en el dictamen que emitirá, probablemente en unas semanas, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que servirá para unificar la posición. Espejo subraya que, hasta el momento, las resoluciones judiciales a las demandas planteadas en España no van en el mismo sentido, sino que resultan, con frecuencia, contradictorias. Si la resolución del TJUE es favorable a quienes pleitean por conseguir la fijeza después de una dilatada experiencia profesional, se abrirían las puertas para que prosperasen sus pretensiones. De cualquier manera, algunos de los afectados por la situación actual prevén la presentación de denuncias con carácter individual, sin descartar que, en un futuro, todas acaben por confluir en una de índole colectiva.
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