¿Es posible pagar la cuota de autónomo por ingresos reales?

¿Es posible pagar la cuota de autónomo por ingresos reales?

En España llevamos años dándole vueltas al sistema especial que regula las cotizaciones de los trabajadores por cuenta propia en nuestro país. Un sistema tachado por muchos como injusto, por el cual el pago de los seguros sociales de autónomos y empresarios se establece sin tener en cuenta el nivel de facturación que genere tu actividad.

Este sistema permite al autónomo elegir su base de cotización entre una mínima 893,10 euros y una máxima de 3.642 euros al mes. Según los datos recogidos por el INE correspondientes al tercer trimestre de 2020, el 86,3% de los autónomos persona física cotiza por la base mínima, al margen de su nivel de ingresos.

En este contexto, en España pagas 286,15 euros al mes si eres autónomo o 367,84 euros como societario. Sólo en el primer caso, podrás acceder a una bonificación durante los dos primeros años de actividad. Gracias a ella, comienzas pagando 60 euros los primeros meses y terminas con una bonificación del 30% desde el año y medio de actividad hasta llegar a los dos años; siempre y cuando no hayas estado dado de alta los dos años anteriores como autónomo.

En todo momento hablamos de la cuota mínima a pagar por tu cotización. Puedes subirla cuando estimes oportuno siendo recomendable siempre que puedas asumir el gasto, evitando acabar con una prestación por jubilación irrisoria en el futuro.

Este coste mínimo y fijo de casi 300 euros al mes se traduce en una de las mayores preocupaciones y trabas a la hora de emprender o de autoemplearse.

En España contamos con una cuota mínima de autónomos de las más elevadas de Europa, aunque también disfrutamos de mejores coberturas sanitarias y conciliación. Puedes darte de alta de autónomo acogiéndote a la tarifa plana y pagando una cuota reducida, en torno a los 60 euros, durante unos tres años en función a cada CC. AA.

En otros sistemas como el de autoentrepreneurs en Francia, cuentan con un régimen simplificado para los pequeños negocios con un pago único de 50 euros al año, una cuota fija anual que podrá variar en función de su actividad, y otro porcentaje, que va desde el 14,5% hasta el 48%, en relación a la facturación.

En países como el Reino Unido, existe una cuota reducida de 14 libras al mes para ingresos por debajo de las 600 libras. Aun así, en la mayoría de los sistemas vecinos, como en el caso de Holanda, el seguro médico del autónomo es un gasto importante que no se incluye en la cuota y suele ser obligatorio.

Al margen de la necesidad de aportar al sistema como profesionales, la cuota de autónomos en España es un impuesto que nos afecta directamente y que no es proporcional a nuestro beneficio.

Hay margen para ajustar el sistema actual y hacerlo más eficiente: el autónomo español puede disfrutar de las mejores coberturas sociales de Europa sin frenar el emprendimiento, acercándonos a la realidad del colectivo y redistribuyendo la carga fiscal.

Hace ya meses que venimos oyendo la posibilidad de cambio de la cuota de autónomos en función a ingresos. El pasado 5 de octubre, el Gobierno dio a conocer su intención de acabar con el sistema de cotización vigente a favor de uno progresivo.

La puesta en marcha de este proyecto de ley podría estar dirigiéndose hacia la dirección correcta si repasamos la situación de los sistemas de cotización homólogos en otros países de la UE. Pero ojo, aquí se debe ser precavido y vigilar los conceptos antes de lanzarnos a afirmaciones como tal.

Aun facturando 150.000 euros anuales con un 10% de margen de beneficio: 15.000 euros anuales, nos quedarían 1.250 euros mensuales a los que restarles la cuota (mínima) de autónomo. Ese empresario estaría por debajo del SMI actual.

La clave de conseguir establecer un régimen de cotizaciones que nos permita pagar cuotas más justas exige basarnos en el beneficio real que obtiene la empresa o el autónomo, no en su facturación.

Basándonos en estos criterios, utilizando la tecnología de gestión necesaria para agilizar el flujo de la información y la facturación en b, conseguiremos un sistema más justo que fomente el emprendimiento y en el que cualquiera que genere ingresos netos por debajo del SMI esté exento del pago en sus cotizaciones.

Todos los trimestres, enviamos mucha de nuestra información a Hacienda: facturación, gastos, y también, en el caso de determinados perfiles de autónomos como en estimación directa y no profesional, el denominado modelo 130.

A través de este modelo, el autónomo paga un 20% del beneficio a cuenta en vistas al resultado de nuestra declaración de la renta. Es decir, si nos sale a pagar, ya tendremos esos porcentajes cubiertos. Eso sí, si un trimestre estamos en negativo, acumulamos hasta el trimestre siguiente ese negativo y lo contrarrestamos hasta que demos positivo, incluyendo las pérdidas anteriores. En definitiva, se trata de un sistema impositivo en el que sólo pagamos cuando verdaderamente tenemos beneficio en la actividad y no de forma esporádica.

Para nosotros, los profesionales de la gestión y la asesoría, sería muy sencillo agilizar todo el proceso reportando toda esa información, trimestralmente, realizando los pagos correspondientes a Seguridad Social en función del beneficio de cada actividad.

Ya nos encargamos de gestionar seguros sociales mensualmente, solicitud de prestaciones, bonificaciones, bajas por enfermedad o cualquier otra circunstancia. Durante la pandemia, el sector del despacho y la asesoría ha demostrado su capacidad, absorbiendo los continuos cambios en la normativa, delegándose en él gran parte de las obligaciones y nuevos trámites exigidos a lo largo de esta crisis que tanto ha afectado a la actividad de las empresas y los trabajadores.

Esta situación nos ha llevado a estar preparados para apoyar a las administraciones hacia el desarrollo del régimen de cotizaciones justo que llevamos años persiguiendo desde el colectivo de autónomos y empresarios.

No habría un mejor momento por parte de la administración para dar un paso adelante en la consecución de un sistema equitativo que estimularía la generación de autoempleo, que favorezca que puedas conseguir un sueldo digno y que incentive la actividad de autónomos y pequeñas empresas, responsables de en torno a la generación del 75% de los puestos de trabajo en España en 2019.

Fuente: Alfredo Pérez Guerrero, El País

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